"Luego en casa me di cuenta de que hubiera podido responderle una serie de cosas y que si no lo hice fue porque nunca había reflexionado en ellas. Es necesario tener siempre su reserva de respuestas, su arsenal de opiniones. Y esto sólo se puede conseguir si mantenemos vivos en nuestra conciencia, por la discusión y el diálogo interno, los problemas generales y sobre todo la actualidad. Falta de lucidez, falta de «sentido de lo contemporáneo» son imperfecciones de mi inteligencia y por ello soy un mal conversador. Vivo siempre con algunos tiempos de retraso -en sentido musical- y por eso mi nota desafina o lo que es peor no se escucha. [...] Estar «al tanto» de las cosas nunca me ha preocupado."
J.R.Ribeyro, La tentación del fracaso, 28 de febrero de 1955.